Década de los 80
Tuvo que
esperar nueve años para organizar su siguiente exposición individual, en 1986,
con la muestra “El Despertar de la Conciencia” en la Galería Sin Límite, de San
Cristóbal. Los once años
que separan su primera exhibición individual de la antes mencionada de 1986, en
su ciudad natal, forjaron su estilo y lenguaje plástico propio dentro del
abstraccionismo informalista, realizando obras de mediano y gran formato que
desafiaban la bidimensionalidad con soportes de madera de amplia profundidad y
sin marcos, superficies cóncavas y convexas, con elementos tridimensionales a
base de materiales no convencionales como arena, barras metálicas y piedras.
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Obra de Daniel Suárez integrante de la muestra "El Despertar de la Consciencia". Archivo personal.
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De la misma exhibición, a diferencia de la anterior que es un dibujo de spray con creyón y acrílico, ésta pieza es acrílico mezclado con arena y pegamento. Pese a las diferencias, en ambas el tratamiento cromático es similar, transparencias, superposiciones de formas geométricas puras junto con irregulares en una composición orgánica.
Destaca también una paleta de colores rica y compleja donde intervienen sutiles
transparencias, trazos fuertes, relieves y texturas variadas, presentadas en
composiciones geométricas y orgánicas que estimulan más a la intuición que al
razonamiento. En sus obras de esta época el informalismo obedece a un ímpetu lírico, al
tamizado de las formas, del color y del material, buscando con rigor y
conciencia alejarse de los preceptos más comunes de esta escuela, caracterizada
por convocar lo aleatorio como fórmula para la acción plástica. La obra
informalista de Suárez no deja lugar al azar, su búsqueda interior lo
lleva a otro derrotero: develar la sutil filigrana que une a materiales con
formas, colores y volúmenes. Elementos que, ciertamente, seguirán presentes en
su abordaje escultórico.
No obstante, su
identidad plástica como artista informalista era incompatible con los estilos y
convencionalismos en boga en la Caracas de esos años. Tampoco brindaba
concesiones a escuelas, corrientes o grupos que lo comprometieran con gustos o intereses socialmente aceptados en el ambiente artístico.
Es una singularidad que el stato quo artístico (entiéndase críticos, curadores,
museos y colegas artistas) le hará notar con el desinterés por su obra.

En "Ojo de Agua", Daniel Suárez sigue trabajando con soportes volumétricos cóncavo-convexo, desarrollados en la década de los '70. Aunque a diferencia de las piezas de aquel entonces, en las de la década siguiente elementos en hierro se desprenden de su base ganando tridimensionalidad para interactuar más intimamente con la luz y el espacio. Foto Kairo. Archivo personal.