Crítica: "Entre la Abstracción y la Naturaleza". Rosanna Ianniello
Entre los lenguajes de la
escultura y la pintura ha navegado el artista Daniel Suárez, creador de origen
tachirense y rebelde de la academia que ha demostrado su constancia creativa a
través de su trabajo plástico.
Ya casi entrada la década
de los 70, cuando en estos territorios el lenguaje expresivo predominante era
el expresionismo abstracto y el informalismo, este artista mostraba sus
primeros trabajos al público local. Tal como lo describe el poeta Andrés Mejía:
eran unas cajas de vidrio y madera que dentro llevaban unas pinturas que
negaban la forma, estas aceptaban y recreaban la materia (piedras, esmaltes,
arena, limadura de hierro) y daban una sensación de encerramiento y de
congelamiento de un mundo dentro de un espacio absurdo...
La conciencia parece
renovarse en Daniel Suárez cuando propone los "Puntos flotantes"
(1968), piezas tridimensionales que encerraban una alegoría no sólo al
cinetismo, sino al lenguaje abstracto y al movimiento de un todo, del mundo. Estas
estructuras son catalogadas por Mejía como obras de un vigor constructivo e
impacto visual que buscaban un espacio cósmico, porque el cosmos era para el
artista la razón de su visión, y el resultado de esa mirada era la proyección
de su conciencia hacia una esfera más alta, demostrando que a partir de esa
conciencia místico-poética, podía no sólo sentir la realidad del espacio
cósmico, sino que también podía expresarlo representándolo...
Lo informal en Suárez lo
encontramos en la combinación de una liberación instintiva y espontánea que se
alejaba de lo figurativo y se acercaba a la línea definida orgánicamente.
Superficies rugosas y abarrotadas de colores cálidos nos hacía entender que una
obra de arte no sólo se reconocía por sus acabados "aparentemente"
perfectos, sino que le tocaba a lo matérico, a lo "aparentemente"
inacabado, ser el protagonista de la
expresividad artística. El informalismo le da paso al acto creador, poniendo en
segundo plano el resultado final. Los efectos estéticos que producen estas
obras de Suárez, producidas entre 1972-79, se detallan en la texturización del soporte, el movimiento
de las líneas y un ritmo biológico.
Bombardeado por los iconos
urbanos, cuando este artista se establece en la capital, su conciencia de lo
que es natural y lo que es artificial se desdibuja, provocando así un cambio no
sólo en el estilo de vida, sino en sus manifestaciones plásticas. Su
autodidáctica búsqueda ha hecho que este creador navegue entre lo natural y lo
artificial, lo abstracto y lo concreto, el color y el no color, con la
finalidad de establecer sensiblemente la relación entre lo supranatural, lo
terrenal y las maravillas culturales.
La combinación de
materiales como piedra, madera, metal, plástico y pigmentos le permite crear
diversos soportes a través de los cuales sintoniza estos estadios. Su obra
tridimensional reciente pareciera tener la intención de dejar al descubierto
las bondades de la naturaleza; cortes transversales que intentan desnudar lo
terrenal son materializados por este escultor a través de parámetros formales
tomados de la geometría y también de la libertad creadora. Piezas éstas
percibidas por el artista para ser integradas al espacio urbano.
En su escultura se engrana un ritmo orgánico a través del uso de materiales que intensifican su armonía natural. Parecieran tener la intención de dejar al descubierto las bondades de la naturaleza, con cortes trasversales que intentan desnudar lo terrenal y que son materializados por el escultor a través de parámetros tomados de la geometría pero que no abandonan la libertad creadora.
La naturaleza en la obra
reciente de Suárez no sólo es base, sino que se convierte en el motivo, la
fuente de inspiración y expresión de su trabajo. Rendir ese constante homenaje
a la naturaleza se hilvana con un discurso estético liberador de deseos.
La representación de un
"mundo" imaginado y tejido con una estética que se apoya más en la
abstracción que en la figuración, y que ubica en paralelo la reflexión y el
análisis con la expresividad plástica podemos intuirlo en cada obra de Daniel
Suárez.
Ianniello, Rosanna: "Entre la Abstracción y la Naturaleza". Del catálogo "Dos Generaciones", Caracas, 2002 y "Volumenes Virtuales Volumenes Reales", Caracas, 2002.